Investigadoras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicaron que la mucormicosis, u “hongo negro”, no llegó a nuestro país a través del SARS-CoV-2. En cambio, revelaron que se han registrado 10 mil casos de esta enfermedad, a lo largo de 12 a 15 años, por lo que su incidencia es relativamente baja.
Durante su participación en la conferencia “¿Qué es el hongo negro?”, Edith Sánchez Paredes y Laura Rosio Castañón Olivares, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, aclararon que los señalamientos acerca que este hongo “ya llegó a México” o que se trata de una “nueva adquisición” son erróneos.
La falta de conocimiento de la mucormicosis -explicaron- se debe a que es un tipo de infección que forma parte de las enfermedades “de reporte no obligatorio”. Sin embargo, cuando se identificó el primer caso de hongo negro, en un paciente del Covid-19, las expertas se dieron a la tarea de indagar informes epidemiológicos que documentaban su existencia previa.
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En el encuentro, las integrantes del Departamento de Microbiología y Parasitología de la FM descartaron la posibilidad que, esta infección, se contagie de persona a persona. Edith Sánchez aclaró que la afección es provocada por hongos filamentosos, también conocidos como mohos, microscópicos, invisibles para el ojo humano.
Estos hongos crecen en alimentos como carne, pan o verduras en proceso de descomposición. Pueden ser contraídos en la ingesta de estos productos, por contacto directo con la piel -a través de una herida abierta-, o al respirarlos, ya que despiden esporas llamadas “esporangios” que se dispersan en el aire.
El hongo negro -ahondó la académica- provoca “colonias de color blanco-grisáceo” con una apariencia semejante a la de una pelusa. Su diagnóstico puede complicarse, porque puede no manifestarse físicamente, por ello, Castañón Olivares recomendó la ejecución de análisis microscópicos.
Con información de El Universal