La Cinemateca Brasileira, con sede en  Sao Paulo, que este jueves sufrió un incendio, es la institución responsable de la preservación y difusión de la producción audiovisual brasileña. Este incendio se suma a una grave crisis de presupuesto y operación que fue denunciada exactamente hace un año, un desmantelamiento que se ha producido especialmente en los últimos años; además, ha habido cuatro incendios antes, e inundaciones.

La Cinemateca guarda la colección más grande de Sudamérica, compuesta por alrededor de 250 mil rollos de películas y más de un millón de documentos relacionados con el cine, como fotos, guiones, carteles y libros, entre otros materiales.

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Fue fundada en 1940, por iniciativa de Paulo Emílio Salles Gomes, después de visitar el Museo del cine francés; en Francia, y de trabajar en la Cinémathèque Française, entonces comprendió la importancia de la conservación de las obras audiovisuales.

La Cinemateca es de los más grandes centros de cine y de acervos en América Latina, y una de las instituciones más grandes de su tipo en el mundo. Conserva la mayor colección del cine brasileño, con más de dos mil rollos de películas, que corresponden a 30 mil títulos entre las obras extranjeras producidas desde 1895.

Su biblioteca consta de aproximadamente 4 mil 700 documentos como certificados de censura, invitaciones y también una enorme colección con alrededor de 3 mil guiones y otros 8 mil carteles de películas, de los cuales 2 mil 600 están relacionados con el cine brasileño. También cuenta con una gran colección de documentos que incluyen libros, revistas, guiones originales, fotografías y carteles.

El 6 de junio de 2020, en medio de la crisis por la pandemia por Covid-19, la Cinemateca Brasileira pidió ayuda internacional a través de una declaración de apoyo firmada por varias personalidades y organizaciones brasileñas y extranjeras, entre las que se encuentran Ismail Zavier, Walter Salles, Arlindo Machado, Costa Gravas y cinematecas alrededor del mundo como entidades internacionales como la FIAF (Federación Internacional de Archivos Fílmicos).

En la declaración daban cuenta de que la Cinemateca Brasileira enfrentaba una situación límite. “Todavía a mediados de mayo no ha recibido ninguna parte del presupuesto anual, cuyo monto es del orden de 12 millones de reales”.

En 2013, el Ministerio de Cultura eliminó su junta directiva y su autonomía operativa, y a partir de entonces enfrentó un proceso continuo de debilitamiento institucional. La declaración denunciaba que la colección audiovisual requería atención permanente por parte de técnicos especializados y el mantenimiento de estrictos parámetros de conservación a baja temperatura y humedad relativa.

Entonces señalaron que la negligencia de la Secretaría Audiovisual del desaparecido Ministerio de Cultura hacia la Cinemateca provocó el incendio de febrero de 2016, que fue el cuarto sufrido por la institución en su historia, en el que se perdieron definitivamente mil rollos de películas antiguas, y que ese hecho en ese momento fue relegado por autoridades, que no tomaron ninguna medida para reparar o prevenir nuevos accidentes. También en 2020, las instalaciones de la Cinemateca de Vila Leopoldina, se vieron afectadas por una inundación.

A un año de su denuncia, este jueves la gran Cinemateca arde en llamas. Los hechos traen a la memoria otro terrible incendio en Brasil, el del Museo Nacional de Brasil, en 2018, en Río de Janeiro, que también acabó con una de las mayores colecciones del patrimonio de esa nación. Con información de El Universal.