La artritis idiopática jovenil (AIJ) es la enfermedad reumática más frecuente en pediatría, afecta principalmente a niños y adolescentes menores de 16 años, puede provocar dolor, inflamación y rigidez articular de manera persistente.

En la mayoría de los casos, tiene un comienzo lento y podría confundirse con otras enfermedades. Existen siete tipos diferentes de artritis dentro de la clasificación de AIJ.

Su diagnóstico se realiza mediante un historial clínico, un examen físico y algunas pruebas de sangre.

Atención a la salud mental. “Padecer esta enfermedad crónica en una etapa de la vida tan importante como es la infancia y la adolescencia tiene un impacto en el desarrollo de los pacientes, inclusive, en su estado emocional.

“Estudios muestran que hasta 15% de los niños con AIJ presentan depresión clínica, y otro 20% quizá tenga problemas en el estado de ánimo a nivel subclínico o de grado leve”, indica Nadina Rubio reumatóloga en el Hospital Universitario de Monterrey.

LIMITACIONES. Una de sus consecuencias más severas tiene que ver con el crecimiento anormal del infante, dependiendo de su severidad y numero articulaciones afectadas, puede ocasionar una limitación funcional importante o incluso discrepancia en la longitud de las extremidades.

Característicamente, los niños presentan rigidez matutina, dolor nocturno o fatiga.

La fiebre puede presentarse en algunos casos y el dolor articular crónico es el síntoma principal.

Existen manifestaciones atípicas, que tienen que ver con alteraciones del sistema nervioso central, éstas constan de convulsiones, meningitis, irritabilidad y alteraciones en el estado de conciencia.

ALERTA LOS SIGNOS. Es común que el estado de ánimo de estos pacientes se vea mermado debido a los signos y síntomas de la enfermedad.

“A pesar de que no existe cura para la artritis idiopática juvenil, es posible alcanzar la remisión clínica (poca o nula actividad de la enfermedad) con un tratamiento temprano y efectivo para controlar la enfermedad lo más antes posible, que puede incluir medicamentos, terapias complementarias y hábitos de vida saludables”, señala la doctora Rubio. Con información de El Universal.