Como todas las noches, la colombiana Martha Lidia Sepúlveda planea acostarse hoy temprano. A diferencia de las más de 19 mil noches de sus 51 años de existencia y, por su propia decisión, la de este sábado será la última de su vida porque el domingo se someterá a la eutanasia o muerte asistida en Colombia.
Martha planea estar ya dormida este sábado a las 19:30 horas (mismo tiempo del centro de México) y llegar el domingo a un centro de salud de Medellín, capital del noroccidental departamento colombiano (estado) de Antioquia, porque el proceso está previsto para las 07:00 horas. Víctima desde hace tres años de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que no es terminal, Martha optó por la eutanasia para evitarse un calvario de dolores extremos y limitaciones físicas y ya casi ni camina, por lo que su único hijo, Federico Redondo Sepúlveda, de 23 y abogado, sonríe junto a ella y la apoya.
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Oriunda de Antioquia, administradora y sin nexo con el padre de Federico, Martha se convirtió en agosto de 2021 en la primera persona en Colombia que, con enfermedad “no terminal”, recibió autorización de la Corte Constitucional de ese país para que se le aplique la eutanasia.
“Martha está descansando con su familia”, relató la colombiana Camila Jaramillo Salazar, abogada de Desclab, laboratorio social y jurídico de derechos humanos de Colombia. “Martha en estos momentos está muy tranquila, está feliz. Está en compañía de su familia, de su único hijo, de sus (11) hermanos. Está disfrutando sus últimos días”, dijo Jaramillo, apoderada de Martha, a EL UNIVERSAL. “Desde la aprobación [constitucional], se siente tranquila, vive con más ganas. Su hijo ha hecho referencia de que antes tenía mucha angustia porque no sabía si iba a poder acceder a la eutanasia ni cuántos años, meses, tenía que vivir con un deterioro que cada día aumenta”, narró.
Al insistir en que “ya está feliz y muy tranquila con la decisión”, dijo que Martha “no se ha arrepentido, no se va a arrepentir. Su hijo la acompaña (…) está tranquilo. Obviamente es duro, es dura la pérdida de la mamá, pero los dos están bien, están acompañados (…) Mi experiencia acompañando a Martha y a su familia es que la eutanasia o las decisiones sobre el final de la vida no son desesperadas ni nacen en la angustia. Se toman después de mucha reflexión, de conversarlo con la familia y se toman de manera anticipada.
“Esto es un aprendizaje para las personas jóvenes, que en estos momentos no estamos diagnosticadas con una enfermedad para que pensemos en el final de la vida y podamos abordar la enfermedad y la muerte como lo hace Martha, con mucha tranquilidad y mucha paz, en compañía de la familia”. Al destacar que “el derecho a morir dignamente y tomar decisiones, independientemente de que sea la eutanasia o no, nos permite cerrar ciclos y relaciones, perdonarnos con nuestros familiares, despedirnos de familiares y amigos”, aseveró que Martha “nos invita a no ver el final de la vida y la muerte como un momento trágico, sino como un momento de descanso, tranquilidad y paz”.
“Mi aprendizaje es infinito, profesional y jurídico y con Martha como persona, mamá de Federico que la apoya y acompaña. Él siempre repite que las personas deben apoyar a sus familiares, respetar sus decisiones y… aprender a soltar”. Quizás por eso, Martha declaró que su tránsito por la vida fue “muy feliz, mucho”, por lo que ahora, ya agotada, su objetivo es: “Luchar, lucho por descansar”. Con información de El Universal.