Este sábado se cumple una semana del secuestro en Haití de 17 personas, un grupo de misioneros y sus familiares, sin que las autoridades proporcionen información oficial sobre la evolución del caso, que ya provocó la dimisión del jefe de la Policía.

Una semana después, apenas había movimiento en las calles de Puerto Príncipe, donde la escasez de combustible se suma al miedo de la población de ser víctima de secuestros indiscriminados que se registran desde hace meses, sin que lleguen a trascender detalles de estos, al igual que en este caso.

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Ni la Policía Nacional ni el Gobierno realizaron una intervención institucional para explicar o confirmar los datos publicados por medios locales y extranjeros para informar sobre el rapto de los secuestrados, que son 16 estadounidenses y un canadiense.

Los misioneros están retenidos por la banda 400 Mawozo, que pide un rescate de 17 millones de dólares por los cinco niños y doce adultos que mantiene cautivos desde el 16 de octubre, cuando interceptaron el autobús en el que viajaban tras visitar un orfanato de la comunidad de Ganthier, a las afueras de la capital.