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Italia rechaza suicidio asistido a tetrapléjico

El problema es que “Mario”, como se conoce a este hombre que pidió mantener en el anonimato su identidad

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El calvario de “Mario”, el tetrapléjico de 43 años que solicitó a la Justicia italiana que le permita recurrir al suicidio asistido, enfrenta un nuevo reto: el Comité Ético determinó que debe ser otro tribunal el que decida las condiciones en que puede hacerlo. De entrada, un requisito es que sea él quien provoque su propia muerte, sin asistencia de terceros, porque ello constituiría eutanasia, que está prohibida en Italia.

El problema es que “Mario”, como se conoce a este hombre que pidió mantener en el anonimato su identidad, sólo puede mover un dedo meñique y la cabeza y lleva 10 años inmovilizado en una cama, tras sufrir un accidente de carretera.

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El paciente, quien reside en la región de Las Marcas, en el este italiano, lleva 14 meses luchando para que, verificadas sus condiciones de salud, se le permita acceder legalmente a un fármaco legal para “poner fin a su sufrimiento”.

Pero la Justicia en Las Marcas indicó que debe ser el tribunal de Ancona, la capital regional, el que decida “si el paciente puede tener derecho al suicidio médicamente asistido”, explicó el diario español ABC. Ello, ante dudas que surgieron sobre el fármaco que solicitó el paciente, el Tiopentate sódico, o pentotal.

A decir de la asociación Luca Coscioni, que que lleva años luchando por la introducción de una ley que regule la eutanasia en Italia, esa objeción de la región es “una trampa burocrática”.

Explicó también que “para el suicidio asistido no hay ayuda de personas externas. El paciente debe autoadministrarse el fármaco” porque hasta el último momento debe poder decidir si cambia de opinión o no.

La región de Las Marcas anunció que el tribunal de Ancona deberá decidir si el paciente tetrapléjico podrá ejercitar el derecho de suicidio con asistencia médica.

También debe autorizar el uso del fármaco, así como el mecanismo mediante el cual “Mario” podrá tomarlo, considerando sus condiciones.

Una opción es que el medicamento se coloque en un frasco y que sea el paciente el que presione, con el dedo que puede mover, un botón que le permita beber el contenido.

El proceso es tan complicado que el tribunal debe decidir la cantidad de fármaco letal, cómo será suministrado a “Mario” y si éste será sedado o no, a fin de que sea él quien se suicide.

El paciente se había declarado “feliz” porque “los médicos han comprendido que sufro demasiado para vivir”.

La Asociación Luca Coscioni denuncia que el traslado de la decisión a otro tribunal no es sino otra medida para “retrasar” la aplicación del suicidio asistido y que sólo alarga el sufrimiento de “Mario”. Con información de El Universal.