La chirimoya es una fruta de aspecto peculiar, a pesar de ser común en los mercados, son pocos los valientes que se atreven a probarla por primera vez; sin embargo, la gran mayoría de los que lo hacen, regresan una y otra vez por su delicioso sabor.

El origen de la chirimoya se ha ubicado principalmente en los Andes Peruanos, además de pequeñas regiones de Ecuador, Chile y Colombia, donde aún se dan de manera silvestre y espontánea.

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A partir de esa zona, mediante la conquista, las semillas de esta planta recorrieron grandes territorios para llegar a México, de donde más tarde partirían hasta tocar tierra en Europa alrededor del siglo XVIII.

En la actualidad la Annona cherimola Miller, se produce principalmente en regiones tropicales y subtropicales como Perú, España, Bolivia, México, Ecuador, Chile, Estados Unidos de América, Colombia, Sudáfrica e Israel.

Su nombre proviene de la voz quechua “chiri” que significa fría y “muya” que quiere decir semillas. Se le denomina de esta manera puesto que es una planta que crece en altitudes elevadas.

Se trata de un árbol que puede medir hasta siete metros de altura, con follaje abundante y corteza gruesa. La planta produce flores de seis pétalos en color amarillo con toques púrpuras.

El fruto del árbol de chirimoya, es de forma similar a un corazón, aunque debido a la polinización natural, algunos frutos tienen forma irregular. Con información de El Universal.