A diferencia del gobierno de México, las autoridades de Europa están actuando con determinación ante la presencia de espías rusos en sus territorios.
La administración del premier holandés Mark Rutte respondió a reportes sobre la actividad de “topos rusos” con firmeza: echándolos del país. En total, 17 espías rusos deberán abandonar Países Bajos, confirmó el ministro del Interior, Wopke Hoekstra. Tienen un máximo de dos semanas, sentenció. El funcionario naranja precisó que estos oficiales de inteligencia estaban operando en el país de forma encubierta, bajo el “paraguas diplomático”.
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Habrían entrado como diplomáticos y miembros de la representación rusa con sede en La Haya, cuando en realidad son espías. Su actividad, detalló Hoekstra, supone una “amenaza” a la seguridad nacional. Indicó que ante el actual comportamiento de Rusia frente al mundo, resulta “indeseable” la presencia de oficiales de inteligencia.
La decisión fue resultado de investigaciones realizadas por el Servicio General de Inteligencia y Seguridad (AIVD, por sus siglas en neerlandés) y el Servicio de Inteligencia y Seguridad Militar (MIVD), que advirtieron sobre la actividad de los rusos. No es la primera vez que el país expulsa agentes del Kremlin. En 2020 echó a dos individuos acusados de espionaje en el campo de la ciencia y la tecnología. En Holanda el espionaje extranjero se castiga con hasta seis años de prisión. El AIVD sostiene que el espionaje sirve para varios propósitos, desde recopilar información sobre la situación política y económica, hasta robar secretos comerciales, realizar hackeo y escuchas telefónicas.
De acuerdo con Hoekstra, su país no es el único en Europa que está tomando medidas contra los oficiales rusos encubiertos. También República Checa, Bulgaria, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania y Montenegro han expulsado espías. Lo mismo ocurre en Bélgica, 21 individuos tienen dos semanas para salir del país.
“Estas personas fueron identificadas por su participación en actividades de espionaje e influencia”, reportó al Parlamento la ministra de Relaciones Exteriores, Sophie Wilmes. Explicó que no es una medida de represalia por la guerra en Ucrania, está basada en el hecho de que “representan una amenaza para la seguridad nacional”. Los sujetos están acreditados en la Embajada de Rusia en Bruselas y en el Consulado General de ese país en Amberes. Irlanda también sancionó a cuatro rusos por no “cumplir con la conducta diplomática internacional”. De acuerdo con el jefe del gobierno, Micheál Martin, la medida está basada en informes sobre el comportamiento de estos individuos. Si bien, durante su intervención ante miembros de la Cámara, Martin no entró en detalles, considera la decisión como correcta en términos de seguridad nacional. Polonia ha deportado a 45 rusos.
En un comunicado, la embajada de Rusia en Irlanda rechazó las acusaciones contra su personal. Calificó la decisión de arbitraria e infundada. Advirtió que puede deteriorar aún más las relaciones ruso-irlandesas, ya dañadas por la participación de Dublín en “las sanciones ilegítimas de la UE contra Rusia”. “La embajada parte de la suposición de que tal paso por parte de Irlanda no quedará sin respuesta”, señaló. En el pasado, el régimen de Vladimir Putin ha respondido a medidas similares ordenando la expulsión del país de un número similar de diplomáticos europeos.
Con información de El Universal