En las primeras dos décadas del siglo, la industria del tatuaje ha alcanzado un auge como nunca ante se registró. Plasmar en la piel alguna inscripción, símbolo o ilustración se convirtió en una práctica asidua en la sociedad y, con el tiempo, el estigma que la rodeaba se extinguió.

Fue así que los estudios se llenaron y se forjaron más profesionistas en el arte de tatuar, duplicándose en la última década. Sin embargo, hay quienes, luego de un tiempo, toman la decisión de eliminar los significados que fueron grabados, de forma indeleble, con tinta en la piel, pero remover un tatuaje no es cosa fácil, si bien pueden eliminarse esto puede traer efectos adversos a la salud.

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De acuerdo con estadísticas del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), realizadas durante el 2019, México es el país que lidera las listas del tatuaje de América Latina, con más 12 millones de personas tatuadas en la actualidad. Pero nuestra región ya no sólo representa encabeza esta categoría, sino que también genera los más altos ingresos por esta actividad, con ganancias superiores a 450 millones de dólares. Aunque así como un tatuaje de cuatro centímetros puede alcanzar un precio de entre 700 pesos hasta 2 mil pesos, la remoción de uno de ellos oscila en costos aún más altos, pues el tratamiento entero puede alcanzar hasta los 10 mil pesos. Aunado al presupuesto que se puede invertir al remover un tatuaje, hay otras consecuencias relacionadas con la salud.

Deténgase y piense antes de entintar

La etimología dice que el término tatuaje “se deriva de ‘tattau’, una palabra tahitiana que se traduce esencialmente como ‘marcar'”. En el ámbito artístico, el músico Jimmy Buffett reza que “un tatuaje es un recordatorio permanente de un sentimiento temporal”.

El “Journal of Cutaneous and Aesthetic Surgery” explica que tatuar es un proceso de implantación de gránulos de pigmento permanente en la piel, de los que derivan tres tipos: médicos; que usan las médicas y los médicos para camuflar afecciones como el vitiligo, reconstrucción de la areola mamaria y cicatrices. Este es el tipo de tatuaje más seguro, ya que se realizan en ambientes estériles, en los que la probabilidad de infección es mayormente improbable.

También los hay accidentales o decorativos. Estos últimos ahora se vislumbran como un arte corporal, de los que adolescentes y adultos jóvenes son el público más demandante, sólo que en muchas ocasiones, los resultados de un tatuaje no son los deseados, ya sea por la inexistencia de legislaciones que garanticen trabajos de buena calidad o, sencillamente, porque hay una historía detrás del tatuaje que prefieren olvidar debido a motivos psicosociales cuando se trata del nombre de alguien del pasado o un inscrito relacionado con una relación que ya no se profesa, por la que la remoción también se ha convertido en una práctica, más o menos, común, pues el 11% de la población tatuada se ha borrado un tatuaje, del cual, las mujeres representan la mayoría.

El portal científico revela que hay dos vías para eliminar el tatuaje: el uso de láser usual o láser Q-switched, que se aplica en el lugar del tatuaje durante distintas sesiones. En el transcurso, pueden presentarse efectos secundarios, que se manifiestan de forma inmediata, como dolor en la zona de remoción, aparición de ampollas y costras, así como sangrado dentro de la piel. También hay molestias que se presentan a largo plazo. Entre ellas, las pacientes y los pacientes han notificado alteraciones en la pigmentación de la piel, reacciones alérgicas, hipopigmentación e hiperpigmentación, que es cuando algunos fragmentos de la piel se aclaran y oscurecen, respectivamente.

La incidencia por la eliminación de un tatuaje es del 5%. Esto quiere decir que del 11% de la población que se remueve un trabajo decorativo en la piel, casi la mitad de ella sufre consecuencias adversas. La comunidad científica ha expuesto que, la aplicación láser en la piel, la energía absorbida por el pigmento de la piel se convierte en calor, a este proceso se le conoce como efecto fototérmico. Como consecuencia, debajo de la dermis ocurre una ruptura enlaces químicos provocada por un procedimiento fotoacústico. Este efecto consiste en una descomposición que produce el cuerpo ante agentes desconocidos, como lo es la tinta. Así, los compuestos químicos, recién generados, se eliminan de la piel a través de los vasos sanguíneos o el sistema linfático.

Pero a veces es difícil eliminar el tatuaje por completo, en particular los tatuajes profesionales multicolores y el pigmento residual puede quedar o puede haber una imagen fantasma.

Los pigmentos de tinta que no alcanzan a eliminarse, adoptan características químicas distintas a los pigmentos irradiados por el láser, las que estimulan una reacción adversa del sistema inmunológico, ya que algunos fragmentos de tinta pueden contender metales que, de descomponerse anta la exposición a la luz, generarían en sustancias químicas tóxicas en el cuerpo. Las consecuencias más graves desencadenarían cambios permanentes en la textura de la piel o efectos más graves como aminas cancerígenas.

Con información de El Universal