La población mayoritariamente hispana de Uvalde, empezó este miércoles a recibir algunas respuestas sobre la peor masacre en una escuela estadounidense en una década, aunque persisten las dudas sobre la motivación del atacante.

Mientras que algunos familiares de los 19 niños y dos maestras asesinados en el tiroteo del martes recibían terapia en un centro comunitario, las autoridades de Texas elevaron la cifra de heridos a 17 y arrojaron más luz sobre la tragedia.

Lea también Víctimas del tiroteo en escuela: niños de 10 años y maestras latinas

“Esta es una comunidad muy unida. Todo el mundo se conoce entre sí. Todo el mundo conocía a este chico (el autor del tiroteo)”, dijo Laura de la Cruz, una residente de Uvalde que conocía a uno de los niños asesinados en la escuela, durante una entrevista con la agencia Efe.

La Policía local reveló este miércoles que todos los fallecidos en el tiroteo se encontraban en la misma aula de cuarto grado -para estudiantes de 9 y 10 años- en la que se atrincheró el atacante, armado con un rifle automático AR-15 que compró legalmente.

La agencia EFE también indicó que por ahora no se ha confirmado que el agresor tuviera un historial de problemas mentales y no tenía antecedentes penales, aunque Abbott subrayó que había sufrido acoso escolar y llegó a abandonar el instituto.

“Tenemos un problema con la salud mental en esta comunidad”, aseguró, no obstante, el gobernador.