La respuesta es compleja, pero existen mecanismos que pueden explicar por qué previene la obesidad.

En los últimos años hemos aprendido que no solo importa qué comemos, sino cómo y cuántas veces al día nos dedicamos a comer.

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En este sentido, se ha demostrado que tanto la frecuencia de las comidas como su regularidad se relacionan con un menor índice de masa corporal y una menor acumulación de grasa.

1) Cuanto más tiempo pasamos sin comer, más hambre tendremos

2) El organismo gestiona mejor las calorías y los nutrientes

3) Una mayor frecuencia de comidas se asocia con un estilo de vida más saludable

4) ¿Cada cuánto debemos comer?

Los estudios publicados indican que lo más recomendable sería hacerlo cada 3 o 4 horas.