Una nueva ley podría obligar a la ciudad de Nueva York a cambiar la sal chilena que usa para derretir la nieve helada en sus calles por un producto estadounidense, una posibilidad que preocupa a las autoridades locales, que han pedido a la gobernadora estatal que vete la legislación.
El proyecto, que fue aprobado el pasado junio por el legislativo, aún no está en vigor a la espera de que sea firmado por la gobernadora Kathy Hochul, quien hasta ahora no ha dicho públicamente si apoyará o no la medida.
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La Gran Manzana compra cada año más de 300.000 toneladas de sal para esparcir por sus calles y carreteras durante el invierno y evitar la acumulación de nieve y hielo.
Según la agencia EFE, la mayor parte del producto procede de Chile y llega a Nueva York por barco, guardándose en puertos de la zona a la espera de ser distribuida por calles y avenidas.