Carlos III, de 74 años, fue coronado en la Abadía de Westminster, en una fastuosa y solemne ceremonia en Londres, evento inédito en el Reino Unido desde hace 70 años. El acto tuvo lugar ocho meses después de su llegada al trono tras la muerte de su madre Isabel II.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, puso la corona de San Eduardo sobre la cabeza del rey ante unos 2.300 invitados, entre ellos un centenar de jefes de Estado extranjeros, como Luiz Inácio Lula da Silva y los reyes de España, Felipe VI y Letizia. Tras colocarle la corona, el arzobispo gritó a la congregación “Dios salve al Rey”, tras lo cual se escucharon trompetas. La esposa de Carlos III, Camila fue coronada inmediatamente después de un modo similar pero más sencillo.

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Sentado en la silla de roble de San Eduardo, considerado el mueble más antiguo del Reino Unido y colocado sobre un piso de mosaico medieval, Carlos III fue coronado tras recibir las distintas insignias reales, que simbolizan las responsabilidades como el jefe de Estado británico hasta el día de su muerte.

Al rey se le entregó el orbe del soberano, que simboliza el mundo; el cetro con cruz, que representa el mundo cristiano; y el cetro de la paloma, símbolo del papel espiritual del monarca.

Por su parte, Camila, su esposa, también ha sido coronada como reina del Reino Unido en la misma ceremonia que se llevó a cabo este sábado en la Abadía de Westminster, en Londres.

La mujer del rey Carlos III desde hace 18 años deja de esta forma de ser llamada reina consorte, para pasar a ser considerada únicamente como reina única.