El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, negó este viernes que las autoridades se hayan visto rebasadas y descartó un toque de queda ante los saqueos en Acapulco, en el sur del país, tras la devastación del huracán Otis, que dejó al menos 27 muertos y miles de damnificados.
“No. Es que había una situación de emergencia, de desorden, de caos, de mucha incertidumbre, miedo, todo esto que sucede cuando hay una tragedia de estas dimensiones, fue muy fuerte el impacto del huracán”, apuntó el mandatario durante su conferencia de prensa matutina.
López Obrador señaló incluso que su Gobierno ya envió a unos 10.000 miembros de las Fuerzas Armadas, además de trabajadores sociales, técnicos y personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a atender la emergencia.
Con información de EFE