En la primera ejecución en Texas desde marzo, Jedidiah Murphy, de 48 años, que ha pasado los últimos 22 años en el corredor de la muerte, recibió la inyección letal en la prisión de Huntsville el martes -el Día Mundial contra la Pena de Muerte-, después de que múltiples apelaciones retrasaran la ejecución hasta tarde entrada la noche.

Un jurado del condado de Dallas condenó a muerte a Murphy por robar un auto y matar a tiros a Bertie Lee Cunningham, de 80 años, de Garland, en octubre de 2000.

Murphy, atado a una camilla y cubierto con una sábana blanca, pidió que un consejero espiritual, un pastor cristiano, estuviera con él en la cámara de la muerte. El pastor miró a Murphy, con la mano firmemente sobre el corazón, durante todo el procedimiento.