Cerca de la punta de la cima del estado, Amarillo está lejos del Capitolio en Austin, del concurrido centro de Dallas y de las congestionadas carreteras de Houston. La ciudad “flotante” del Panhandle suele ser olvidada por gran parte del estado, dicen los residentes. La mayor parte del país nunca ha oído hablar de su hogar.
Eso cambió cuando el Ayuntamiento de Amarillo aceptó una propuesta de prohibición de viajes para abortar en octubre. El debate puso a la ciudad bajo una luz desconocida: los activistas acudieron en masa a Amarillo, las organizaciones nacionales se unieron a los esfuerzos locales y los teléfonos de los miembros del consejo sonaron sin parar.
Al interés público se sumó la forma en que el consejo respondió. Dirigido por el alcalde Cole Stanley, el consejo de cinco miembros dijo que no se apresurarían a aprobarlo. A diferencia de otros funcionarios de la ciudad y el condado, los líderes de Amarillo abordaron el tema en un paso poco común que permitiría una consideración y aportaciones más reflexivas de los residentes.
Aunque Texas tiene una prohibición casi total, las ordenanzas de viaje propuestas son la próxima lucha por el acceso. La llamada prohibición de viajar prohibiría el uso de las carreteras de Amarillo para transportar a una persona embarazada para un aborto en otro estado, abriendo la puerta a demandas de particulares de Texas contra cualquiera que “ayude e incite” al procedimiento. Las demandas son el único mecanismo de aplicación de la ordenanza.