Cada otoño, los cielos del norte de Texas se transforman en una autopista aérea para millones de aves que viajan hacia el sur, en una de las migraciones más espectaculares del planeta.
Desde colibríes hasta búhos, este corredor migratorio, que atraviesa Dallas-Fort Worth, forma parte del “corredor central”, una de las cuatro rutas migratorias más importantes de América del Norte.
Pero, a medida que estas aves surcan los cielos en su travesía desde Canadá hasta México, enfrentan un obstáculo: El crecimiento urbano.
“Vemos de todo, desde colibríes hermosos, hasta aves más grandes como búhos”, comenta Chris Corpus, director de conservación del Zoológico de Dallas. “Pero mis favoritos siempre serán los pequeños y coloridos pájaros cantores, como los cardenales”
Sin embargo, para estos viajeros, Dallas no es solo un punto de descanso estratégico, también puede ser un lugar peligroso.
Un estudio de Cornell Lab of Ornithology realizado en 2019 clasificó a la ciudad como la tercera más peligrosa para las aves migratorias en todo Estados Unidos.
Las luces de los edificios altos, como la icónica Reunion Tower, desorientan a las aves durante sus vuelos nocturnos, aumentando el riesgo de choques fatales contra estructuras.
Con información de Univisión.