La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Informe Mundial de la Visión 2020, señala que de las 2 mil 200 millones de personas con vista deteriorada, en el mundo, mil millones de estos casos podrían haberse evitado.

A estas cifras se suman las estadísticas de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB, por sus siglas en inglés), en las que señala que, casi en su totalidad, la población entera padecerá un problema de salud ocular a lo largo de su vida.

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En este contexto, el jefe de la carrera de Optometría de la FES Iztacala, Óscar Antonio Ramos Montes, indicó que el 80% de los casos de ceguera son prevenibles, y en algunos casos curables, mientras que para el resto existen tratamientos e intervenciones quirúrgicas que les proporcionan mejor calidad de vida.

Sin embargo, de entre las y los afectados, más de mil millones carece de acceso a estos servicios de atención ocular.

“En realidad el monstruo que hay detrás de esos números es todavía más alto y, efectivamente, los países que mayor problemática refieren son aquellos que menores recursos tienen”, ahondó.

Además, el académico de la máxima casa de estudios mencionó que Chiapas es uno de los estados, en México, más afectados por problemas de visión. Este se debe a un problema generalizado de tracoma.

El tracoma es una enfermedad producida por la bacteria intracelular Chlamydia trachomatis, y que, además, es contagiosa y desencadena la disfunción visual.

El gran problema de este síntoma, explicó el experto, es que no produce molestias físicas, por lo que las personas que lo padecen no acuden a revisión médica. Por ende, Ramos Montes dijo que no se cuentan con cifras fiables del número de la población que lo padece, pues sólo se conocen datos de quienes se han atendido.

El catedrático lamentó que, hasta la fecha, no se han alcanzado las metas de mejora visual, a nivel global, propuestas por el Informe Mundial de la Visión 2020 de la OMS.

El especialista atribuyó a estas fallas a una disposición de servicios desigual en todos los: “tenemos una alta concentración de necesidades totalmente distintas en ciudades que en el medio rural”, destacó.

Además, Antonio Ramos refirió que las enfermedades visuales merman la capacidad de las y los individuos de relacionarse en su entorno, ya que son alteraciones que producen mayor discapacidad e inhiben la sociabilidad de las personas.

Otra problemática, expuesta por el académico al coincidir con la OMS, es que el deterioro visual se convierte, también, en un problema económico mundial.

Según los cálculos del organismo, anualmente, la pérdida de productividad asociada a deficiencias visuales por miopía y presbicia no corregidas (pérdida del enfoque visual progresivo), ascienden a 244 mil millones de dólares y 25 mil 400 millones de dólares, respectivamente.

El especialista en optometría clínica y visión aborda los fenómenos que rodean a esta enfermedad, apropósito del Día Mundial de la Visión, que se conmemorará este jueves, 14 de octubre.

Óscar Ramos detalló que a estas afecciones también se les conoce como errores refractivos; es decir, aquellas condiciones de la forma y tamaño del ojo que se padece por razones genéticas y estructurales, “aunque ahora sabemos que puede haber algún factor ambiental que pudiera estarlas desarrollando”.

Los errores ocurren cuando el ojo de una persona no enfoca las imágenes correctamente. Entre los problemas, más habituales, se les conoce como miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia.

Estas condiciones -advirtió el experto- las puede sufrir cualquier persona, mismas que son controlables mediante correcciones ópticas con el uso de anteojos graduados o lentes de contacto; o bien, cirugías específicas.

Se considera que nueve de cada 10 personas puede padecerlas. “Todas son sumatorias, por lo que es necesario estar pendientes de nuestra salud visual para que las condiciones mejoren o evitar estos padecimientos”.

Para mantener una vista sana, el especialista recomendó asistir a consulta optométrica para determinar si existe error refractivo: cuando se hace uno de computadora o un dispositivo móvil es necesario mantenerlo a una distancia de 40 a 60 centímetros de los ojos para evitar problemas que afecten el proceso de enfoque o acomodación.

“Además, en la medida de lo posible, disminuir el tiempo de exposición a estos aparatos, trabajar siempre en espacios iluminados con luz natural y pasar un tiempo del día a la luz natural, no utilizar dispositivos electrónicos en espacios oscuros, incluso dormir bien contribuye a la salud visual”, agregó. Con información de El Universal.