La reciente debacle del banco regional Silicon Valley Bank (SVB) de California, el decimosexto banco estadounidense por capitalización, ha desatado un temblor financiero en el país, que está poniendo en aprietos a una decena de corporaciones medias y pequeñas, y en menor medida a las acciones de los gigantes financieros.

Por su parte, la Casa Blanca defendió el lunes que la situación actual con la caída de los bancos es muy diferente a la que se vivió en 2008 con una crisis financiera que tuvo su origen en el colapso de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos.

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“Esto no es 2008”, repitió en varias ocasiones la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en declaraciones a la prensa a bordo del avión presidencial Air Force One.

SVB captó miles de millones en depósitos entre 2020 y 2022 gracias a la buena marcha de las tecnológicas durante la pandemia y utilizó la mayoría de ese dinero en la compra de Bonos del Tesoro a largo plazo. Con la crisis postpandemia y la subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, que encareció el dinero, sus clientes aumentaron los gastos y ralentizaron el ritmo de sus depósitos.