Gelasio Velázquez Saldierna recorre las calles de Houston en una camioneta de 1996 en la que traslada sus herramientas de trabajo con una precaución extrema por no contar con una licencia de conductor. Como hispano indocumentado, este mecánico aguarda con inquietud la entrada en vigor de la ley antiinmigrante SB4 de Texas.

Consuelo Ramírez, activista comunitaria y fundadora de Trabajadoras del Hogar sin Fronteras, una organización sin ánimo de lucro que vela por las mujeres jornaleras, recalca que el temor de la comunidad hispana es patente.

Texas tiene una población aproximada de 12 millones de hispanos (40,2 % de los 30 millones de habitantes), de los cuales se calcula que 1,6 millones se encuentra en situación migratoria irregular.

Lina Hidalgo, la jueza administrativa y cabeza del gobierno del condado de Harris, el más grande de Texas, ha expresado su inconformidad con la aprobación de la SB4.

Hidalgo subrayó que la SB4 no es la solución a la crisis migratoria que vive el país con la llegada masiva de migrantes que huyen de la violencia en sus países de origen y “que están dispuestos a arriesgar sus vidas para cruzar la frontera”, y urgió al mandatario a tomar acciones correctivas “para evitar tragedias inevitables que resultarían de esta legislación”.

Con información de EFE