El alcance de los delincuentes informáticos cada vez es mayor. Todos los días las personas que ingresan a internet enfrentan el riesgo de infectar su dispositivo con algún malware, perder dinero o información.

Pero recientemente nos hemos enterado de ataques de alto perfil contra grandes compañías, cadenas de suministro y servicios que tienen consecuencias mayores. Ante el panorama, Estados Unidos ha declarado que los ciberdelitos ya son clasificados como amenaza terrorista.

De acuerdo con Marcus Fowler, director de Amenazas Estratégicas de Darktrace, explicó que el Departamento de Justicia ha declarado que el ransomware será tratado con el mismo nivel de vigilancia que el terrorismo. De hecho, el director del FBI, Christopher Wray, comparó recientemente el panorama actual de las ciberamenazas con el desafío planteado después del 11 de septiembre, y varios funcionarios han seguido su ejemplo en sus declaraciones.

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Para entender la importancia de que ahora el cibercrimen sea catalogado de terrorismo hay que recordar que hasta finales de los 90 los grupos terroristas eran observados con mayor frecuencia desde el punto de vista de la aplicación de la ley y del delito, no como una prioridad de seguridad nacional.

Las investigaciones de estos grupos eran dirigidas por el FBI y la policía internacional, con ayuda de unidades especializadas de los servicios de inteligencia.

Sin embargo, los atentados del 11 de septiembre lo cambiaron todo. El terrorismo fue elevado a la categoría de amenaza importante para la seguridad nacional, y este nuevo estatus trajo consigo un paquete de medidas sin precedentes: nuevas estrategias, tácticas, recursos, tecnologías y legislación para combatirlo.

Con información de El Universal