Cinco años más tarde de lo previsto, el marroquí Abdul Latif Nasser fue repatriado a su país natal desde el penal de Guantánamo, siendo el primer preso del penal estadounidense situado en territorio cubano que es liberado en la administración Biden.
Nasser, de 56 años, era el preso 244 de la cárcel que se ha convertido en un símbolo funesto de las consecuencias sin rendición de cuentas de los Estados Unidos, encarcelando a decenas de personas sin juicio y en condiciones paupérrimas durante años, sin ni siquiera acusaciones firmes más allá de sospechas de terrorismo.
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El marroquí ha permanecido casi dos décadas en el penal, un lustro más del que debería. Detenido en 2002 en Paquistán, estaba acusado de haberse unido a los talibanes contra las fuerzas que fueron a invadir Afganistán en 2001. Nunca se le acusó formalmente de nada ni tuvo juicio en todo el tiempo que permaneció en Guantánamo.
A mediados de 2016, en las últimas semanas de la administración del presidente Barack Obama, hasta seis agencias del gobierno de Estados Unidos dieron luz verde a su liberación, y todo estaba a punto para que pudiera abandonar Guantánamo a principios de 2017.
Sin embargo, la llegada al poder de Donald Trump cambió la suerte de Nasser: la dureza del nuevo presidente, que viró 180 grados la política de su predecesor e impulsó mantener abierto y operativo el penal, cancelando todas las repatriaciones previstas, evitó que fuera trasladado a su país de origen.
La decisión de Biden de recuperar ese caso y liberarles representa un nuevo cambio en la política de Estados Unidos con su base en la isla de Cuba. El nuevo gobierno reafirmó lo que ya se había concluido hace años, que Nasser no es un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos, y fue liberado. Con este gesto, además, muestra su voluntad de hacer lo posible para vaciar el penal. “Nuestro objetivo es cerrar Guantánamo”, reafirmó este lunes Jen Psaki, la portavoz de la Casa Blanca.
“Es un avance alentador. Era una farsa que Nasser continuara languideciendo en Guantánamo después de haber sido autorizado para su traslado a Marruecos hace cinco años. Esa farsa solo agravó años de injusticia, porque el hecho es que Estados Unidos ha detenido a Nasser en Guantánamo sin cargos ni juicio durante 19 años. Nos complace que la terrible experiencia de Nasser en un sistema que el mundo reconoce como símbolo de los abusos contra los derechos humanos en Estados Unidos esté terminando, y esperamos que tenga espacio para recuperarse en paz”, expresó Hina Shamsi, directora del proyecto de seguridad nacional de la American Civil Liberties Union (ACLU).
Al llegar a Marruecos, sin embargo, las autoridades del país africano detuvieron a Nasser, y anunciaron que le iban a investigar por sospechas de actos terroristas, algo que ya hicieron con otros detenidos repatriados.
Con la salida de Nasser, en Guantánamo quedan solo 39 reos, de los cuales 10 tienen la recomendación oficial para ser liberados una vez se acuerde con algún país las condiciones de su liberación. “De estos detenidos de los que se ha recomendado trasladarlos, la administración está muy centrada en conseguir este traslado”, aseguró un alto funcionario del gobierno Biden, que prefirió mantenerse en el anonimato.
En su momento de máxima capacidad, llegó a albergar 675 presos.
La historia de Nasser fue protagonista del premiado podcast de gran éxito, “The Other Latif”, producido por un periodista del mismo nombre que el reo de Guantánamo (Latif Nasser) y que dedicó tres años a un proyecto para descubrir la historia detrás de ese personaje homógrafo, el porqué de su detención y su no-liberación. Con información de El Universal.