Hay cientos de fechas grabadas en las columnas de acero y concreto a lo largo de la frontera estadounidense con México, registro de los momentos en que la Patrulla Fronteriza ha reparado las roturas ilegales de la barrera. Sin embargo, cada vez que una rotura es reparada, en poco tiempo otra columna es cortada, quemada o martillada para permitir el paso de grandes grupos de migrantes, usualmente lejos de la vista de los agentes.

Las roturas se extienden por 48 kilómetros (30 millas) a lo largo de una vía llana al oeste de Lukeville, un pueblo en medio del desierto de Arizona que no tiene más que un cruce fronterizo oficial, un restaurante y una tienda. Las fechas de las reparaciones datan en su mayoría desde la primavera de este año, cuando la región salpicada de cactus se convirtió en el punto más activo de cruces ilegales.

La Patrulla Fronteriza ofreció un paseo en Arizona para medios noticiosos, entre ellos The Associated Press, donde mostró mejoras en las condiciones de detención de migrantes y en los cronogramas de procesamiento, pero el flujo humano es abrumador. El pronunciado aumento ha agravado la frustración hacia las políticas migratorias del gobierno del presidente Joe Biden y ha intensificado la presión sobre el Congreso para que llegue a un acuerdo en torno a las normas para solicitar asilo, tanto así que la Casa Blanca y algunos demócratas en el Congreso están considerando importantes límites al proceso de asilo, como parte de un acuerdo que incluya un paquete de ayuda a Ucrania.

Con información de ASSOCIATED PRESS