Ken Salazar, nominado por Joe Biden para ser el próximo embajador de Estados Unidos en México, se comprometió este miércoles a trabajar para que la relación binacional no caiga en un “abismo de la disfunción” que dificulte la resolución de los temas y retos compartidos.

“Nuestros futuros están indisolublemente unidos”, dijo Salazar, exsecretario del Interior en la administración de Barack Obama, durante su audiencia de confirmación ante el comité de asuntos exteriores del Senado.

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Salazar hizo gala de su profesionalismo y conocimiento de las tácticas políticas y diplomáticas, evitando entrar en confrontaciones ni dar respuestas concretas a nada de lo que interrogaban los senadores, sólo ofreció contestaciones amplias y sin detalles que pudieran satisfacer, en líneas generales, las preguntas.

“Lo que necesitamos hacer es involucrarnos en los tipos de diálogo que nos aseguren que desarrollamos temas sostenibles en un marco sostenible entre EU y México”, explicó.

Añadió que Washington no se puede “permitir” caer en la disfunción, porque no es bueno para el interés de unos ni de otros.

En la audiencia, los senadores plantearon todos los temas que preocupan a Estados Unidos sobre la relación bilateral, desde el tema migratorio hasta el tráfico de drogas, pasando por el cumplimiento del T-MEC o la preocupación de la Unión Americana por el clima de violencia en territorio mexicano, especialmente contra periodistas y políticos durante el último ciclo electoral.

En este último asunto, el senador republicano James Risch dijo que la violencia contra políticos “no es un sello distintivo de una democracia”; Salazar opinó, en ese sentido, que es un “interés común” de ambos países hacer que la violencia “sea algo que no ocurra”, y se mostró “convencido” de que será capaz de trabajar con el gobierno de México para lidiar con este asunto.

Por otra parte, siguiendo las directrices de la administración de Biden, se comprometió a trabajar en la línea de abordar el tema migratorio en sus “causas de raíz”, para dar solución a un “problema que todavía atormenta a este país en términos de cómo lidiamos con un sistema de migración ordenado y sostenible”. Para ello, prometió trabajar codo a codo con el gobierno mexicano.

También aseguró que lidiará a través del diálogo binacional en temas de seguridad (“es una responsabilidad compartida”, dijo), y reconoció que son un “problema” las disputas dentro del tratado comercial y, especialmente, en el sector energético, con un gobierno mexicano apostando por políticas que, en palabras del senador conservador Ted Cruz, “discriminan” y “socavan” a las empresas de EU, dejándolas fuera de juego por el impulso a las compañías nacionales.

“Creo que debemos (…) poner sobre la mesa estos problemas y asegurarnos de que estamos protegiendo las inversiones estadounidenses en México”, resolvió.

Todavía no hay fecha programada para el voto de su candidatura en el comité de asuntos exteriores, recomendación que después pasará al pleno para su ratificación.

No debería tener problemas para que su nominación fuera aprobada: el presidente del comité, el demócrata Robert Menéndez, describió su nombramiento como una “prueba de la seriedad de la administración de Biden para restaurar una relación productiva y respetuosa con el pueblo y el gobierno de México”.

Por su parte, el republicano Risch mencionó “no tener ninguna duda de que será capaz de gestionar” todos los asuntos de la relación bilateral. Con información de El Universal.