Es la basílica de Guadalupe, horas previas a las mañanitas de la Guadalupana. Aquí, a los pies del cerro del Tepeyac, cientos de peregrinos se dan cita para ver y venerar la imagen que hace 490 años se apareció en el ayate de Juan Diego y marcar la fe y devoción de la mayoría de los mexicanos.

En este lugar, el ambiente es festivo, a diferencia del año pasado, ensombrecido por la segunda ola de la pandemia Covid- 19 en la que no se permitió acudir al recinto, hoy, es distinto. Miles de personas acudieron a la Basílica para agradecer, pedir y celebrar a la virgen del Tepeyac.

Aquí, la avenida principal, la calzada Guadalupe, luce repleta de peregrinos. Algunos ataviados con el atuendo de la virgen, otros con imágenes de la misma de tamaño real se entremezclan con danzantes que se abren paso entre bailes para llegar al altar.

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En esta calzada, pese a la recomendación de no venir con niños, familias enteras recorren el lugar. Algunos peregrinos recurrentes de diversos estados de la República con bastón en mano, mochilas, cobijas y estandartes recorren la avenida para brindar con su vista su tributo a la virgen de Guadalupe.

Como Juan, que ingresa al templo Mariano de rodillas y vendado, él acudió en peregrinación desde San Andrés, Puebla, para hacer penitencia.

“Nosotros venimos desde Puebla en peregrinación, sólo que nuestros compañeros ya se adelantaron, nosotros esperamos que mi amigo cumpla la penitencia que prometió, por ello, viene de rodillas y vendado, para cumplir a la Virgen del Tepeyac”, explica Marcos, su amigo.

Quien también acudió al templo es la señora Rita quien tiene 101 años y en silla de ruedas, acompañada de su hijo Gabriel, acudió desde el municipio de Nezahualcóyotl para agradecer a la virgen de Guadalupe de un año más de salud y de vida.

“Nosotros venimos desde Nezahualcóyotl, salimos desde la cinco de la mañana para poder ver a la virgen de Guadalupe. Nos da una gran satisfacción poder acudir este día, ya que el año pasado no pudimos. Hoy venimos a agradecerle un año más de vida y el tener salud”, explica su hijo.

Adentro de la Basílica, el ingreso es fluido y por un costado de la plaza Mariana, la cual luce vacía, pues la estancia de los peregrinos se limita a unos minutos debajo del altar de la Virgen de Guadalupe.

Después de ello, la travesía de horas o días de algunos peregrinos termina con la breve visita al atrio de la virgen de Guadalupe.

Así, con la apertura de la Basílica de Guadalupe, después de la etapa más crítica del Covid-19, los devotos vuelven a mostrar la fe y el agradecimiento a la Morena del Tepeyac a 490 años de su aparición. Con información de El Universal.