En plena quinta ola de infección por coronavirus, ahora a causa de la variante Omicron, Francia asumió hoy el timón de la presidencia semestral de la Unión Europea (UE). La norma habitual es que cuándo un socio fundador de lo que hoy se conoce como UE toma el mando del bloque, el proyecto comunitario recibe una inyección de dinamismo.

Sin embargo, en esta ocasión no está muy claro. Los franceses van a las urnas el 10 y 24 de abril, y la atención de Emmanuel Macron está en convertirse en el primer presidente francés en ser reelecto en los últimos 20 años.  El líder de la República en Marcha no tiene todas consigo, pese a que su gobierno ha gestionado relativamente de manera exitosa la pandemia de coronavirus.  Tiene enfrente a Valérie Pécresse, quien se llevó la candidatura a las presidenciales del partido de Los Republicanos el pasado 4 de diciembre. Desde entonces, su popularidad ha crecido como espuma. 

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Una encuesta publicada el 18 de diciembre por diario Le Monde, la coloca en segundo lugar con 17% de las intenciones de voto, 7 puntos más respecto a octubre. Además, 56% de los encuestados cree que pasará a la segunda vuelta, frente al 23% en octubre. “Normalmente la UE no desempeña un papel importante en las campañas de las elecciones nacionales, por lo que no se sabe cómo Macron utilizará la presidencia de la UE en la agenda doméstica”, sostiene Sophie Pornschlegel, analista European Policy Centre (EPC).

Gaspard Estrada, politólogo de la Universidad Sciences Po en París lo tiene más claro: “la presidencia de la Unión Europea le va a ayudar a Macron en su campaña de reelección, va querer usarla como trampolín, le asignó un presupuesto un presupuesto por 100 millones de euros”.  Karel Lannoo, Director Ejecutivo, Centre for European Policy Studies, está convencido de que independientemente de la forma como Macron instrumentalice la presidencia europea en el contexto de la dinámica francesa, va a terminar favoreciendo a la Unión. 

“En los últimos meses Macron se venía moviendo hacia la derecha, por temor a la extrema derecha, pero ahora la derecha conservadora ya está ocupada por la candidata de Los Republicanos, no tiene alternativa más que regresar al centro, favoreciendo la agenda europea”.

Los expertos prevén que de permanecer Macron en el Elíseo, habrá cambios favorables al proyecto europeo durante el segundo trimestre del año; aprovechando el cambio de mando en Alemania con la llegada de la coalición preeuropea de Olaf Scholz. Como prioridad de la presidencia gala, está el definir qué significa para la UE “autonomía estratégica”, un concepto que abarca desde seguridad y defensa, hasta propiedad intelectual energía, tecnología y la industria farmacéutica. Por su falta de definición, en la actualidad crea diversas connotaciones, generando en ocasiones malentendidos en detrimento de la Alianza Atlántica. 

Macron quiere una Europa fuerte, soberana, dueña de su destino y desempeñando un papel protagónico ante la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos. En el Eliseo hay preocupación de que la UE termine siendo un satélite en un mundo disputado por dos potencias. “Quieren que la UE tenga algo que decir en los sectores más cruciales, pero por ahora es solo un sueño”, asegura Lannoo.

Este concepto crea división particularmente en el ámbito de defensa, tema central del semestre, con una cumbre a nivel de Jefes de Estado. Francia quiere ver a Europa actuar más en solitario, al considerar que Washington dejó de ser un socio de fiar, aunque otros países se resisten a una mayor integración militar. Alemania ve en la OTAN el garante de la seguridad europea, mientras que Polonia está convencida de que solo el Pentágono puede contener a una Rusia que se muestra cada vez más agresiva tanto en las fronteras externas de la Unión como en el ciberespacio. 

El mandato francés también incluye en sus prioridades la inmigración, el cambio climático y la recuperación económica tras la pandemia del Covid-19.   Otro apartado relevante es la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que en principio debe concluir en la primavera. El compromiso asumido por la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, es que los resultados del foro se traduzcan en acciones concretas.   En política exterior, el Gobierno francés ha adelantado que pondrá en marcha “iniciativas estructurales” para fortalecer las relaciones con Africa y los Balcanes Occidentales. Con información de El Universal.