Los jefes de media docena de equipos de operaciones especiales de élite del gobierno de Estados Unidos se reunieron el 3 de enero de 2021 en Quantico, Virginia, para repasar posibles amenazas, contingencias y planes ante la sesión conjunta del Congreso que tendría lugar el 3 de enero, donde estaba previsto fuera ratificado el triunfo de Joe Biden en las elecciones de 2020.

Los equipos, con capacidad de tirar a matar, fueron desplegados cerca del centro de la capital estadounidense, y algunos llegaron al Capitolio, algo que hasta ahora se desconocía, reveló este lunes la revista Newsweek.

Como parte de una serie de especiales con miras al primer aniversario del asalto al Capitolio, ocurrido el 6 de enero de 2021, cuando una turba de simpatizantes del entonces presidente Donald Trump ingresó de forma violenta en el recinto para tratar de impedir la certificación de la victoria de Biden, Newsweek publicó este lunes el reportaje: “Secret Commandos with Shoot to Kill Authority were at the Capitol” (Comandos secretos con autoridad para disparar a matar estaban en el Capitolio).

Lea también: FDA avala refuerzo de vacuna antiCovid para menores

En él, detalla que justo después de Año Nuevo, tras considerar el ambiente tenso tras las elecciones de 2020, en las que según el presidente Trump le hicieron “fraude”, aunque no mostró pruebas sobre sus dichos, el entonces fiscal general en funciones, Jeffrey A. Rosen, aprobó la implementación de planes para cualquier contingencia extrema, desde un ataque contra Trump o el entonces vicepresidente Mike Pence hasta un ataque terrorista con un arma de destrucción masiva.

De acuerdo con Newsweek, Rosen tomó la decisión unilateral de emprender medidas preparatorias para desplegar a las fuerzas del Departamento de Justicia y las llamadas “nacionales”.

No solicitud formal de la Policía del Capitolio de Estados Unidos, el Servicio Secreto o el Departamento de Policía Metropolitana; simplemente los dirigentes de Justicia y del Buró Federal de Investigaciones (FBI) previeron lo peor y decidieron actuar de forma independiente.

“Creo que el DOJ [Departamento de Justicia] se preparó razonablemente para cualquier contingencia antes del 6 de enero, entendiendo que había una considerable incertidumbre en cuanto a cuánta gente llegaría, quiénes serían esas personas y precisamente qué propósitos perseguirían”, dijo Rosen al Congreso.

También subrayó que su departamento “no tenía un papel de primera línea con respecto al control de multitudes”, sino que se centraba en operaciones de “alto riesgo”.

Las unidades de contingencia reunidas el 3 de enero incluyeron el Equipo de Rescate de Rehenes del FBI, el equipo nacional “Render Safe” del FBI, un equipo SWAT del FBI de la Oficina de Campo de Baltimore, equipos de respuesta especial de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) y el Grupo de Operaciones Especiales del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos.

Las fuerzas fueron desplegadas durante el fin de semana del 2 y 3 de enero de 2021 en el complejo de la Academia del FBI en Quantico, al sur del edificio del Capitolio.

En caso de que se produjera un ataque con armas de destrucción masiva o un atentado terrorista, las unidades debían trasladarse en helicóptero al lugar del incidente. La activación de estas unidades implicaba, en los hechos, darles luz verde para responder sin escatimar recursos, incluyendo la autoridad de disparar a matar, señaló Newsweek.

La mañana del 6 de enero, la mayoría de las fuerzas de contingencia fueron ubicadas más cerca del centro de Washington, sobre todo después de que se recibió información de inteligencia que indicaba una posible amenaza contra el edificio de la sede del FBI o la Oficina de Campo del FBI en Washington.

Equipos tácticos del FBI llegaron al Capitolio a primera hora del día para ayudar a recoger pruebas en los lugares -incluidas las sedes nacionales de los partidos republicano y demócrata- donde se encontraron artefactos explosivos.

Se desplegaron equipos SWAT y francotiradores del FBI para asegurar los edificios de oficinas del Congreso cercanos. Otros agentes del FBI se encargaron de la seguridad selectiva en torno al Capitolio de Estados Unidos y de la protección de los miembros y el personal del Congreso, detalló la revista.

Un equipo táctico del Equipo de Rescate de Rehenes fue uno de los primeros organismos federales externos en entrar al Capitolio después de que una multitud lograra ingresar de forma violenta al edificio, donde estaban reunidos los legisladores.

Además de aumentar los medios de seguridad de emergencia, un equipo se coordinó con la Policía del Capitolio y el Servicio Secreto para proporcionar protección adicional al vicepresidente Pence, quien había sido trasladado al estacionamiento del Capitolio, desde donde se suponía que debía evacuar. Pero Pence se negó a abandonar el edificio.

La presencia de estas fuerzas extraordinarias bajo el control del Fiscal General -y que en su mayoría operaban bajo planes de contingencia que el Congreso y la Policía del Capitolio de Estados Unidos no conocían- sirvió como elemento adicional de protección al equipo de primera respuesta en el lugar.

Newsweek aclara que se desconoce el papel que desempeñaron los militares en esta operación altamente clasificada, aunque fuentes del FBI dijeron al medio que los operadores militares adscritos al FBI, y los que estaban en alerta como parte de la Fuerza de Misión Nacional, estaban presentes en el área metropolitana.

“La pregunta que persiste es: ¿Qué fue lo que vio el Departamento de Justicia que le hizo ver el 6 de enero como un acontecimiento extraordinario, algo que evidentemente no vieron las demás agencias?”, se cuestionó la revista. Con información de El Universal.